Había una vez un bosque en el que vivían todos los animales, hasta que un día empezaron a hablar de sus virtudes. El conejo era veloz, el búho listo, el elefante fuerte… así hasta que llegaron a las tortugas, a las que sólo veían debilidades. Entonces decidieron hacer una apuesta: retar a las tortugas a subir arriba de la cima. Así se prepararon todas las tortugas en la línea de salida del bosque, camino a la cima, y dieron la salida. Las lentas y pesadas tortugas empezaron a andar lentamente, con su pesada concha a cuestas. Al lado del camino había todos os animales del bosque, que las miraban y comentaban:
-“Míralas que lenta, nunca lo conseguirán”.
– “Es imposible, son muy pesadas”.
Los días iban pasando, y las tortugas poco a poco iban desistiendo. Pasadas unas semanas, cada vez quedaban menos tortugas, y los animales del bosque seguían con sus comentarios. Hasta que al final sólo quedó una tortuga, que despacio pero sin pausa seguía avanzando, hasta que finalmente, contra todo pronóstico y con sorpresa de todos los animales, consiguió llevar a la cima.
¿Sabéis por qué lo consiguió?.
Porque era sorda.